MADONNA DESLUMBRA EN BARCELONA
Un impresionante despliegue de efectos especiales, coreografías,
proyecciones, cambios de vestuario y música deslumbró el miércoles a
los 20.000 espectadores que se reunieron en el primero de los dos
conciertos de Madonna en Barcelona, única parada española de la gira
«MDNA Tour». Con 45 minutos de retraso, la diva del pop hizo una
aparición estelar dentro de una urna y rodeada de proyecciones que
convirtieron el Palau Sant Jordi en una catedral gótica.
Seis
bailarines vestidos de monjes tocaron las campanas de esta catedral
ficticia ante una cruz gigantesca hasta que oyeron los primeros acordes
de «Girl Gone Wild», momento en el que se desprendieron de las túnicas
para mostrar sus torsos y unos altísimos zapatos de tacón.
El
numeroso público gay reunido en Barcelona agradeció con gritos de
aprobación las coreografías de los estupendos bailarines masculinos de
la gira. La iconografía religiosa no abandonó el escenario durante toda
la primera parte del concierto, pero se solapó con otras puestas en
escena, como la de aire militar que eligió Madonna para interpretar
«Revólver» o la estética de película de acción de «Gang bang». Durante
la primera media hora, el público observó con la boca abierta el
espectáculo, incapaz de asimilar la enorme cantidad de estímulos
visuales y auditivos del montaje, que utilizó recursos cinematográficos,
teatrales y de toda índole.
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